Primero, vale la pena decir que un ataque epiléptico y una convulsión no es lo mismo. Un ataque epiléptico ocurre por una actividad eléctrica anormal en el cerebro y no siempre incluye convulsiones. En cambio, una convulsión es un movimiento corporal incontrolado que puede tener muchas causas, no solo la epilepsia.
La epilepsia es un trastorno neurológico que provoca crisis convulsivas. Estas pueden durar desde unos pocos segundos hasta varios minutos, y en perros y gatos suelen manifestarse con temblores intensos, rigidez muscular, salivación excesiva, pérdida de conciencia o movimientos repetitivos e incontrolables.
Es común que, antes del episodio, el animal muestre comportamientos inusuales: inquietud, miedo, vocalización o incluso agresividad. A esto se le llama “aura epiléptica” y es una advertencia valiosa para detectar lo que está por venir.
Las causas de la epilepsia en animales son múltiples. Toma nota y ve a un médico veterinario si observas una de estas:
Genéticas: ciertas razas como el pastor alemán, beagle o labrador tienen mayor predisposición.
Lesiones cerebrales: traumatismos, infecciones o tumores pueden desencadenar crisis.
Metabólicas o tóxicas: alteraciones hepáticas, renales o intoxicaciones.
Factores emocionales: el estrés crónico o la ansiedad también pueden jugar un papel importante.
Aquí es clave entender que la epilepsia no siempre tiene cura, pero sí tiene tratamiento.
Y dependiendo del enfoque, ese tratamiento puede marcar la diferencia entre una vida limitada y una vida plena.
Antes de pensar en medicar, es esencial realizar un diagnóstico veterinario completo. Esto puede incluir un análisis de sangre, pruebas neurológicas y resonancias magnéticas o tomografías. Recuerda que un diagnóstico certero no solo ayudará a definir la gravedad del problema, sino también a evitar tratamientos innecesarios o contraproducentes.
Cada vez más veterinarios y tutores responsables están recurriendo a tratamientos fitomedicinales, que ofrecen beneficios reales sin los efectos adversos de los fármacos tradicionales. Estos tratamientos naturales no son remedios caseros improvisados, sino fórmulas científicamente desarrolladas, reguladas y seguras.
Una de las grandes promesas de este enfoque es su interacción con el sistema endocannabinoide, un sistema biológico presente en todos los mamíferos y clave en la regulación de procesos como la ansiedad, el sueño, el dolor y, sí, también las convulsiones. Tratamientos personalizados como Klean-Vet son de fácil administración (vía oral) y su presentación viene en forma de gotas.
Si tu mascota ya fue diagnosticada con epilepsia, puedes optar por Klean-Vet. Nuestra asesoría es gratuita: en ella, un médico veterinario especialista te orientará sobre las mejores opciones de tratamiento.
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